jueves, 24 de septiembre de 2015

Simplifica

Oasis 

En 1850 Bessemer nos regaló a los seres humanos un prodigioso logro llamado acero que revolucionó la vida.

Hasta ese entonces las construcciones sólo podían tener cinco pisos de altura por razones de firmeza y seguridad.

Pero el acero todo lo cambió y en 1885 se construyó en Chicago el primer edificio de más de 10 pisos.

Claro que otro invento fantástico sirvió de ayuda y fue el ascensor creado por Elias Otis en 1853.

Hoy en día, quizás usted se queja de la demora de un ascensor, porque somos inconformes en demasía.

Acaso dejaría de serlo si subiera a un vigésimo piso a pie, y a pie tuviera que bajar todos los días.

Por eso lo que debe hacer es valorar cada invento, dar gracias sin cesar y no acostumbrarse a las maravillas.

Hoy, cuando vea un edificio, dé gracias por el acero, el ascensor y todos los beneficios que ya no aprecia. 

La gratitud ilumina la existencia.

Gonzalo Gallo González

Pd. Dios mío gracias por el Edificio Caribe y por todas tus bendiciones, prosperidad y alegría