domingo, 31 de diciembre de 2017

Un amoroso y bendecido 2018

El SEÑOR te bendiga y te guarde,
el SEÑOR te mire con agrado y te extienda su amor,
el SEÑOR te muestre su favor y te conceda la paz.
Números 6: 24 - 26

sábado, 23 de diciembre de 2017

Feliz nacimiento de Jesús en nuestros corazones...


Agradecimiento a Dios Padre

por el regalo de la vida

Bendito sea tu Nombre Santo, Señor Dios todo poderoso que has creado la vida para tu placer y tu gloria.

Bendito seas Señor Dios, que me has formado en el vientre de mi madre y que me conocías antes de que yo viniera a la existencia.

Bendito sea el gran regalo de la vida que yo disfruto gracias a ti Señor y al cuidado de mis padres quienes me criaron por tu  Divina voluntad.

Señor Dios, Padre amado, autor y preservador de la vida: Yo te agradezco por tu bondad infinita, por la cual has permitido que yo viniera a la existencia, por haberme creado en tu santa imagen. 

Te agradezco por haberme creado de la nada y por hacerme un ser único, lleno de regalos propios de un hijo de Dios. 

Siento mucho Señor no haber vivido de acuerdo a tus deseos sino de acuerdo a las debilidades de mi naturaleza pecadora. 

Me arrepiento de mi vida pasada y te consagro mi vida de nuevo para que reviva en tu Presencia y en los diseños de tu Santa Voluntad.

Gracias Padre Santo porque en tu gran amor, nos has enviado a tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo, para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga Vida Eterna. 

Gracias Señor Jesús porque tu nos has salvado de la esclavitud del pecado. Te adoramos y te reconocemos como nuestro Dios, nuestro Señor, nuestro Rey y nuestro Salvador. 

Tu eres es nuestra vida y el motivo de nuestra existencia.

Gracias Señor Jesús porque tu nos has dado a tu Madre Santísima para que sea nuestra madre, maestra y protectora. 

Gracias Madrecita Santa porque tu nos bendices con tu amor maternal.

Gracias Señor por que nos has dado el mundo, este maravilloso escenario de la vida que tu nos presentas diariamente. 

Te agradecemos Señor por las vidas de todos nuestros hermanos y hermanas, tanto vivos como difuntos; ellos serán nuestra compañía en la eternidad ante la visión de tu Gloria. 

Gracias Señor por el regalo de la vida inocente que ha sido desperdiciada por causa de nuestra negligencia, por favor, perdónanos Señor nuestros pecados.

Gracias Señor por todos los elementos que nos acompañan y nos permiten nuestra existencia.

Gracias Señor por el aire que respiramos, el agua, el fuego y todos los elementos de la naturaleza que son muestra de tu amor por nosotros. 

Gracias por la sangre que corre por nuestras venas, gracias Señor por el regalo del tiempo y del espacio. 

Gracias Señor por este maravilloso universo que siempre está mas allá de nuestro entendimiento, por las estrellas, los planetas y las constelaciones.

Gracias Señor porque nos has dotado de talentos, por nuestra inteligencia, por nuestra fe y por darnos tu Presencia en los Sacramentos de la Iglesia.

Gracias Señor por que nos llamas tus hijos, pues no merecemos ese titulo.

Gracias Señor. Por que “Yo soy quien yo soy, pues Tu eres quien Tu eres”

Oración al Niño Jesús

Acordaos, ¡oh, dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado".  
(Si conviene. es acorde al bien y a los planes de Dios)

Llenos de confianza en vos, ¡oh, Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. 

Ayúdanos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad bienaventurada. 
Concédenos por los méritos infinitos de vuestra encarnación y de vuestra infancia la gracia de la cual necesitamos tanto. 

Nos entregamos a vos, ¡oh, Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. 

Amén

La tienda del Cielo

Con motivo de la Navidad fui de compras buscando cuales serían los regalos que necesitaba adquirir para mis seres queridos. 

Buscaba algo diferente este año.

Un regalo que al recibirlo les causara alegría, satisfacción y que pudieran utilizar por toda su vida.

Finalmente, después de varios días de estar buscando vi un letrero que decía:

"La tienda del cielo".
Me fui acercando y la puerta se abrió, cuando me di cuenta ya estaba adentro.

Me recibió un Ángel dándome una canasta y me dijo "compra con cuidado", todo lo que una persona necesita, está en esa tienda.

Y agregó el Ángel: "lo que no puedas llevar ahora, lo podrás llevar después". Primero compré paciencia y prudencia, también el amor y el perdón, estaba en la última estantería, más abajo estaba el gozo, para estar siempre alegre.

Compre dos cajas de paz, sabiduría e iluminación para mantenerme tranquilo y dos bolsas repletas de fe y espiritualidad para los retos de próximo año. 

Recordé que necesito bondad, generosidad y mansedumbre con mis semejantes; 
así mismo, no podía olvidarme de la templanza necesaria para controlar mi temperamento en todo momento de modo que compre una de cada una.

También lleve tres bolsas de: comunicación, transformación y ternura… para que mi vida siga estando llena de encuentros maravillosos…

Llegué por fin a la salida y le pregunté al Ángel: "¿Cuánto le debo?". 

Él me sonrió y me respondió: 
"Hijo Mío, ¡JESÚS pagó tu deuda hace mucho tiempo!"

Hijo: tu eres la tienda y puedes abrirla todos los días, el Ángel soy Yo, el Espíritu Divino que mora dentro de ti, y los regalos son el fruto del Espíritu.

Antes que despiertes de tu sueño quiero compartirte el verdadero sentido del Espíritu de la Navidad: 
es el Espíritu del Amor, la luz, el Perdón, la Oración y el Servicio…

Escucha con cuidado. 

Estos regalos son especiales para esta ocasión, pero si los abres, los usas y los compartes durante todo el año, te producirán gran gozo a tí y a todos los seres que lleguen a tu camino…

Estos son los deseos de CREARC para todos y todas en esta Navidad que el Espíritu del Divino Niño Jesús y los méritos de su tierna infancia llenen sus vidas de sabiduría, amor y fortaleza...

Y que sus familias sean reflejo de la hermosa, sencilla y amorosa Sagrada Familia de Belén... 


El respeto, la comunicación y el apoyo mutuo siga contribuyendo a la construcción de una Cultura del Amor, de la Paz, del Respeto, de la Vida y del Encuentro en nuestro día a día y en nuestra cotidianidad, que cada día sea un SÍ ROTUNDO a la VIDA, al AMOR y al SERVICIO...


Un amoroso, próspero y bendecido 2018.

domingo, 17 de diciembre de 2017

La VOZ que grita en el DESIERTO!




San Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses:

Hermanos: estén siempre alegres, oren sin cesar, en toda circunstancia den gracias a Dios. (...) No extingan el fuego del Espíritu, y no desprecien el don de profecía. (...)
Quédense con lo bueno...

Alegría: gozo interno, 
limpieza en el corazón, corazón de fiesta, 
hay ánimo, se saluda, la alegría es contagiosa…
La prueba más grande de sabiduría es la continua alegría
La gente buena es siempre gente alegre
El tiempo que corre rápido es el que se vive con alegría
Las grandes alegrías proceden del Cielo 
y son serenas y tranquilas 
y las pequeñas alegrías proceden del hombre y son ruidosas
Valorar y querer lo que se tiene

Decálogo de la Alegría 

(Padre Carlos Yepes)

1. Vivir rectamente: deber cumplido


2. La confianza plena en Dios: serenidad porque Él todo lo puede


3. Oración: corazón orante, serena alegría en el corazón, diálogo con Dios


4. Humildad: persona libre sin ataduras y sin apegos

persona alegre, serena, equilibrado

5. Compartir: con amor y alegría,

 lo contrario a seres solitarios, egoístas 
e incapaces de amar

6. Amar: el amor es alegría, amar desde el corazón,

amar desde el ser interior 

7. Servir: amor en acción, 

somos don para otra persona

8. Perdonar: liberarnos de las cargas negativas

y nos limpiamos del veneno emocional,
vivir ligeros de equipaje y en paz con nosotros mismos y en armonía con los demás

9. Crear: vocación, dones, talentos 

vivirlos y compartirlos

10. Dar: lo bueno, edificando a las personas,

tocar a las personas en forma positiva

• Oración

• Gratitud

• Por el bautizo en Espíritu Santo 
todos somos profetas

Los profetas son perseguidos a muerte, 
son líderes, 
son incómodos porque hablan de frente, 
dicen la verdad en la cara a la gente,
tocan llagas y la verdad duele: 
¡JUAN EL BAUTISTA UN HOMBRE DE TEMPLE, 
SIN MIEDO! 

EL PROFETA: es la voz que grita en el desierto 
la voz que se levanta cuando hay que 
levantar la voz... 
la voz que anuncia y la voz que denuncia...

Fuente: Sermón Padre Ángel María Montaña Alarcón y Padre Carlos Yepes

martes, 12 de diciembre de 2017

sábado, 9 de diciembre de 2017

Jornada Social de Conciliación "Carlos Alberto Romero Lozano"

Conciliatón
Jornada Social de Conciliación

Jornada Social de Conciliación


Jornada Social de Conciliación

viernes, 8 de diciembre de 2017

Dios es amor...

Carta inacabada 
del Hermano Roger de Taizé

«Os dejo la paz, mi paz os doy» [1]: ¿Cuál es esta paz que Dios da?

Una paz interior es, ante todo, una paz del corazón. Es la que nos permite mirar con esperanza el mundo, incluso cuando está desgarrado por la violencia y los conflictos.

Esta paz de Dios es también un apoyo para que podamos contribuir, muy humildemente, a construir la paz allí donde está amenazada.

Una paz mundial es tan urgente para aligerar los sufrimientos, en particular para que los niños de hoy y de mañana no conozcan la angustia y la inseguridad.

En su Evangelio, con una fulgurante intuición, san Juan expresa en tres palabras quién es Dios: «Dios es amor.» [2] Si comprendiéramos solamente estas tres palabras, iríamos lejos, muy lejos.

¿Qué es lo que nos cautiva de estas palabras? Encontrar en ellas esta luminosa certeza: Dios no envió a Cristo a la tierra para condenar a nadie, sino para que todo ser humano se sepa amado y pueda encontrar un camino de comunión con Dios.

¿Por qué hay a quienes les sobrecoge el asombro de un amor y se reconocen amados, incluso colmados? ¿Y por qué otros, sin embargo, tienen la impresión de ser poco tomados en cuenta?

Si cada uno comprendiese: Dios nos acompaña hasta en nuestras insondables soledades. A cada uno le dice: «Tu cuentas mucho a mis ojos, tu eres precioso para mí, y te amo.» [3]Sí, Dios no puede más que dar su amor, ahí está el todo del Evangelio.


Lo que Dios nos pide y nos ofrece, es acoger sencillamente su infinita misericordia.

Que Dios nos ama es una realidad a veces poco accesible. Pero cuando descubrimos que su amor es ante todo perdón, nuestro corazón se apacigua e incluso se transforma.

Y henos aquí capaces de olvidar en Dios lo que acosa al corazón: ahí está la fuente donde volver a encontrar el frescor de un impulso.

¿Lo sabemos suficientemente? Dios nos entrega semejante confianza, que tiene para cada uno de nosotros una llamada. ¿Cuál es esa llamada? Él nos invita a amar como él nos ama. Y no hay amor más profundo que ir hasta el don de sí, por Dios y por los demás.


Quien vive de Dios elige amar. Y un corazón que decide amar puede irradiar una bondad sin límites. [4]

Para quien busca amar en la confianza, la vida se llena de una belleza serena.

Quien elige amar y decirlo con su propia vida es llevado a interrogarse sobre una de las cuestiones más fuertes que existen: 

¿cómo aliviar las penas y los tormentos de los que están cerca o lejos?


¿Pero qué es amar? ¿Será compartir los sufrimientos de los más maltratados? Sí, es eso.

¿Será tener una infinita bondad de corazón y olvidarse de sí mismo por los otros, con desinterés? Sí, ciertamente.

Y aún más: ¿qué es amar? Amar es perdonar, vivir reconciliados. [5] Y reconciliarse es siempre una primavera del alma.

En el pequeño pueblo de montaña en el que nací, vivía muy cerca de nuestra casa una familia numerosa, muy pobre. La madre había muerto. Uno de los hijos, un poco más joven que yo, venía a menudo a nuestra casa, quería a mi madre como si fuera la suya. Un día, supo que iban a marcharse del pueblo y, para él, irse no era fácil. ¿Cómo consolar a un niño de cinco o seis años? Era como si no tuviera la perspectiva necesaria para interpretar esa separación.

Poco antes de su muerte, Cristo asegura a los suyos que recibirán un consolador: les enviará el Espíritu Santo que será para ellos un apoyo y un consuelo, que permanecerá siempre con ellos. [6]

En el corazón de cada uno, aún hoy susurra: «No te dejaré nunca solo, te enviaré al Espíritu Santo. Incluso si estás en lo hondo de la desesperación, me tienes cerca de ti.»

Acoger el consuelo del Espíritu Santo es buscar, en el silencio y la paz, abandonarnos en él. Entonces, incluso si se producen graves acontecimientos, se hace posible superarlos.

¿Acaso somos tan frágiles como para tener necesidad de consolación?

A todos nos ocurre el hecho de ser sacudidos por una prueba personal o por el sufrimiento de otros. Esto puede llevar incluso a estremecer la fe y a que se apague la esperanza. Encontrar de nuevo la confianza de la fe y la paz del corazón supone a veces ser paciente con uno mismo.


Hay una pena que marca particularmente: la muerte de alguien cercano, de alguien que necesitamos para caminar en la tierra. Pero he aquí que semejante prueba puede conocer una transfiguración, y entonces ésta abre una comunión.

A quien está en los límites de la pena, una alegría del Evangelio puede serle entregada. Dios viene a iluminar el misterio del dolor humano hasta el punto de acogernos en una intimidad con él.

Entonces estamos así situados en un camino de esperanza. Dios no nos deja solos. Nos concede avanzar hacia una comunión, esa comunión de amor que es la Iglesia, tan misteriosa y tan indispensable a la vez…

El Cristo de comunión [7] nos da ese inmenso don de la consolación.

En la medida en que la Iglesia llega a ser capaz de aportar la curación del corazón comunicando el perdón, la compasión, hace más accesible una plenitud de comunión con Cristo.

Cuando la Iglesia está atenta a amar y a comprender el misterio de todo ser humano, cuando escucha incansablemente, consuela y cura, llega a ser aquello que es en lo más luminoso de sí misma: limpio reflejo de una comunión.

Buscar la reconciliación y la paz supone una lucha al interior de sí mismo. Esto no es un camino de facilidad. Nada que dure se construye en la facilidad. El espíritu de comunión no es ingenuo, es ensanchamiento del corazón, profunda bondad, no escucha las sospechas.

Para ser portadores de comunión, ¿avanzaremos, en cada una de nuestras vidas, por el camino de la confianza y la bondad de corazón siempre renovada?


Por este camino habrá a menudo fracasos. Acordémonos que la fuente de la paz y la comunión están en Dios. En vez de desanimarnos, invocaremos al Espíritu Santo sobre nuestras fragilidades.

Y, a lo largo de toda la existencia, el Espíritu Santo nos concederá reemprender la ruta e ir, de comienzo en comienzo, hacia un porvenir de paz. [8]

En la medida en que nuestra comunidad cree en la familia humana posibilidades para ensanchar…


Última actualización: 13 de diciembre de 2005

Notas
[1] Juan 14,27.
[2] I Juan 4,8.
[3] Isaías 43,4.
[4] En la apertura del concilio de los jóvenes, en 1974, el hermano Roger había dicho: «Sin amor, ¿para qué existir? ¿Por qué seguir viviendo? ¿Con qué fin? Ahí está el sentido de nuestra vida : ser amados siempre, hasta la eternidad para que, también nosotros, vayamos hasta morir de amor. Sí, feliz quien muere de amar.» Morir de amar quiere decir, para él, amar hasta el extremo.
[5] «Vivir reconciliados»: en su libro, ¿Presientes una felicidad?, publicado quince días antes de su muerte, el hermano Roger explicaba una vez más lo que estas palabras significan para él: «¿Puedo decir aquí que mi abuela materna descubrió intuitivamente como una clave de la vocación ecuménica y que ella me abrió una vía de concreción? Después de la Primera Guerra Mundial, ella estaba habitada por el deseo de que nadie tuviera que revivir lo que ella había vivido: cristianos combatiendo una guerra en Europa, que al menos los cristianos se reconcilien para tratar de impedir una nueva guerra, pensaba ella. Ella tenía antiguas raíces evangélicas pero, cumpliendo en ella misma una reconciliación, se puso en camino a la iglesia católica, sin por ello manifestar una ruptura con los suyos. Marcado por el testimonio de su vida, y todavía joven, encontré en su seguimiento mi propia identidad de cristiano al reconciliar en mí la fe de mis orígenes con el misterio de la fe católica, sin ruptura de comunión con nadie.»
[6] Juan 14,18 y 16,7.
[7] El «Cristo de comunión»: el hermano Roger utilizó ya esta expresión cuando acogió al papa Juan Pablo II en Taizé el 5 de octubre de 1986:«Con mis hermanos, nuestra espera cotidiana es que cada joven descubra a Cristo; no al Cristo tomado aisladamente sino al «Cristo de comunión» presente en plenitud en este misterio de comunión que es su Cuerpo, la Iglesia. Allí tantos jóvenes pueden encontrar dónde comprometer su vida entera, hasta el extremo. Allí tienen todo lo necesario para llegar a ser creadores de confianza, de reconciliación, no solo entre ellos, sino con todas las generaciones, desde los más ancianos hasta los niños. En nuestra comunidad de Taizé, seguir al «Cristo de comunión», es como un fuego que nos quema. Iríamos hasta el extremo del mundo para buscar caminos, para pedir, llamar, suplicar si fuera preciso, pero jamás desde fuera, sino siempre manteniéndonos al interior de esta única comunión que es la Iglesia.»
[8] Estos últimos cuatro párrafos transcriben las palabras que el hermano Roger dijo al final del encuentro europeo de Lisboa, en diciembre de 2004. Son las últimas palabras que pronunció públicamente.

Fuente: Carta inacabada Hermano Roger

domingo, 17 de septiembre de 2017

Amar es liberarse del miedo

Pintura de Sonia Koch
Por Dr. Gerald Jampolsky


El principio al que me refiero es el siguiente: no puedo ayudar a otra persona a menos que reconozca que ambos estamos metidos de lleno en la situación, que las diferencias entre nosotros son superficiales e irrelevantes y que lo único importante es lo mucho que ambos tenemos en común.


Cada persona tiene una manera peculiar de exponer la verdad tal como la ve, y esa singularidad es importante, ya que en el curso de nuestras vidas sólo podremos tener influencia sobre ciertas personas, y durante nuestros encuentros con esas personas la honestidad ha de ser el marco de todo cuanto demos o recibamos.

Se nos ha dado todo cuanto podemos necesitar para ser felices ahora mismo.

Entregarnos de lleno al instante presente es estar en paz. 

Eso quiere decir que no nos preocupa de qué manera nos va a proveer el Amor en el futuro. 

Tampoco nos preocupa lo que dijimos o hicimos en el pasado o si alguien que creemos nos trató mal ha de recibir su merecido.

La ansiedad es un estado de inmovilidad que se produce como resultado de fijar nuestra atención en lo que creemos que no puede cambiar: en algo que ya pasó o en algo que todavía no ha ocurrido.

El Amor en sí es inmutable

“Tiene que haber otra forma de ir por la vida sin que lo tengan que arrastrar a uno gritando y pataleando.”

Cómo alcanzar la autorrealización mediante la entrega.

Tal como sugiere Un curso de milagros, podemos optar por tener como nuestro único objetivo la paz mental, y como nuestra única función, perdonar; y podemos alcanzar la autorrealización escuchando la voz de nuestro maestro interno.

Si así lo hacemos, podremos aprender a crear armonía en nuestras relaciones personales, a experimentar paz mental y a liberarnos del miedo.

Amar, pues, es liberarnos del miedo. 

Perdonar es pasar por alto y olvidar hay algunas personas que sencillamente no nos parecen dignas de ser amadas, y debido a nuestra equivocada percepción de su conducta, nos resulta difícil sentir amor por ellas.


Una vez que hemos decidido que gozar de paz mental es nuestra única meta, podemos entonces proceder con el segundo paso —perdonar—, y elegir ver a los demás bien sea extendiendo Amor o bien llenos de miedo, implorando ayuda en forma de Amor.


Con esta nueva percepción nos resulta más fácil ofrecer al prójimo total Amor y Aceptación, y consecuentemente, experimentar al mismo tiempo paz interior.

No es necesario que los demás cambien para que nosotros podamos experimentar paz.

El ego dirige únicamente películas de guerra y de conflictos, aunque las disfraza de tal manera que aparentan ser la culminación de nuestras más caras fantasías románticas sólo dirige películas que proyectan la ilusión de que estamos separados los unos de los otros.

Nuestro verdadero director: EL AMOR, no proyecta ilusiones sino que tan solo extiende la verdad. El AMOR dirige películas que vinculan y unen.

Nuestra mente tiene el poder de tomar cualquier decisión.

Aquella parte de la mente que está regida por el ego actúa como un telón de miedo y culpabilidad que bloquea el Amor.

Podemos aprender a ordenarle a nuestra mente que levante ese telón para revelar la luz del Amor, el cual siempre ha estado ahí presente y constituye nuestra verdadera realidad.


PRINCIPIOS


1. La paz mental es nuestra única meta.

2. El perdón es nuestra única función y el vehículo para poder lograr nuestro objetivo de paz mental.

3. Mediante el perdón podemos aprender a no juzgar a los demás y a considerar que todo el mundo, incluidos nosotros mismos, estamos libres de culpa.

4. Podemos liberarnos del miedo cuando dejamos de juzgar y de proyectar el pasado sobre el futuro, y cuando vivimos sólo en el presente.

5. Podemos aprender a aceptar la dirección que nos ofrece nuestra intuitiva voz interior, que es nuestro guía hacia el conocimiento.

6. Una vez que nuestra voz interior nos indica el curso a seguir, nos provee también de los medios para que podamos lograr todo cuanto sea necesario.

7. Al acatar las directrices de nuestro guía interior, con frecuencia se hace necesario que nos comprometamos a perseguir algún objetivo concreto, incluso cuando los medios para alcanzarlo no sean obvios de inmediato. Esto representa una inversión de la lógica habitual del mundo: como si pusiéramos, por así decirlo, "la carreta delante del caballo".

8. Tenemos el poder de determinar lo que percibimos y lo que sentimos.

9. Al reentrenar nuestra mente podemos aprender a usar la imaginación en forma constructiva. Ello nos permite que en nuestra mente sólo se formen imágenes amorosas y positivas.


Eclesiástico : 27, 33-28, 9

Perdona la ofensa a tu prójimo 
para obtener tú el perdón

Cosas abominables son el rencor y la cólera; sin embargo, el pecador se aferra a ellas. El Señor se vengará del vengativo y llevará rigurosa cuenta de sus pecados.

Perdona la ofensa a tu prójimo, y así, cuando pidas perdón, se te perdonarán tus pecados. Si un hombre le guarda rencor a otro, ¿le puede acaso pedir la salud al Señor?

El que no tiene compasión de un semejante, ¿cómo pide perdón de sus pecados? Cuando el hombre que guarda rencor pide a Dios el perdón de sus pecados, ¿hallará quien interceda por él?

Piensa en tu fin y deja de odiar, piensa en la corrupción del sepulcro y guarda los mandamientos.

Ten presentes los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo. Recuerda la alianza del Altísimo y pasa por alto las ofensas. 

Del salmo 102


R/. El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice al Señor, alma mía; que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía y no te olvides de sus beneficios. R/.

El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R/.

El Señor no nos condena para siempre, ni nos guarda rencor perpetuo. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R/.

Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama. R/.



Romanos: 14, 7-9

En la vida y en la muerte somos del Señor.

Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto, somos del Señor. Porque Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos.

San Mateo: 18, 21-35

No te digo que perdones siete veces, sino hasta setenta veces siete.



En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: "Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?". 

Jesús le contestó: "No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete".

Entonces Jesús les dijo: "El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo'. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.

Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: 'Págame lo que me debes'. El compañero se le arrodilló y le rogaba: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo'. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.

Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: 'Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?'. Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.

Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano". 


jueves, 7 de septiembre de 2017

Sanación y reconciliación palabras del Papa Francisco en la Plaza de Bolívar

Saludar y gratitud: la paz con Uds.  

La cultura del encuentro 

Aprender del otro

Dios es inclusivo: todos somos importantes para Él y nos ama con corazón de Padre

Mantener viva la alegría que es signo del corazón joven y que ha encontrado a Jesús

Atreverse a volar alto y soñar en grande

El corazón joven reconoce el sufrimiento del otro: voluntarios de todo el mundo se conmueven por las necesidades de los más frágiles

El dolor anestesia... el sufrimiento nos debe movilizar

No acostumbrarnos al dolor y al abandono

El mundo está lleno de matices de grises: riesgo de caer en el relativismo

Comprender: detrás de un error (no hay que maquillarlo) hay un sinfín de razones... pongámonos en los zapatos de quienes no logran comprender

La cultura del encuentro... estar juntos... no es pensar y vivir del mismo modo, más allá de nuestras diferencias somos todos parte de algo grande que nos une y nos trasciende, este país, este planeta, este universo

Perdonar: a quienes nos han herido, no enredarnos con historias viejas, de división, de rencor, dejar atrás la ofensa y mirar al futuro sin odios

Sanar nuestro corazón: contagiar la esperanza y dar a los otros y a la vida una segunda oportunidad 

Hay ambientes de desazón e incredulidad que enferman el alma que no encuentran salida a los problemas y boicotean a quienes lo intentan

Utopías saludables: ilusiones y proyectos que oxigenen

Los corazones jóvenes se estimulan ante los desafíos grandes y tienen el potencial necesario para construir la vida, la Iglesia y la Nación que siempre hemos soñado

Jesús mensajero de la Paz, Amor y Esperanza:

Que las dificultades no nos opriman, 

Que la violencia no nos derrumbe,

Que el mal no nos venza,

Creemos que Jesús con su Amor y Misericordia que permanecen para siempre Jesús ha vencido el mal, el pecado y la muerte, salgamos al encuentro de Jesús que es el único que nos sostiene

Invitación al COMPROMISO...

Abrazos... a todos...

Bendición