martes, 6 de mayo de 2014

Taller Mandalas, arte y paz



























Taller facilitado por Patricia Romero Sánchez Directora de CREARC en la IED SAN ISIDRO SUR ORIENTAL el 6 de mayo de 2014, apoyó la voluntaria Tania Cristo Aguilar.

Dirigido a 601 de la Jornada de la Mañana agradecimientos a la orientadora de la jornada de la mañana María Cristina Amortegui y a Dora Elvia Sabogal Herrera orientadora de la jornada de la tarde.

Fotografías: Patricia Romero Sánchez
Archivo: CREARC

martes, 22 de abril de 2014

22 de abril Día de la Tierra: El Poder de la Intención

Dr. Wayne Dyer Conferencia: El Poder de la Intención completa en español

Una mente en paz, una mente centrada 
que no se enfoca en dañar a otros 
es más fuerte 
que cualquier fuerza física del Universo
Wayne Dyer

Es pues, 
la fe la certeza de lo que se espera, 
la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1

CREARC 

es un nombre hermoso y positivo.
Johan Galtung
  
Hoy CREARC cumple 14 años, de su misión humana y espiritual de construcción de paz, como regalo de cumpleaños les compartimos esta maravillosa video conferencia EL PODER DE LA INTENCIÓN ofrecida por el Dr. Wayne Dyer en el Teatro Majestic de Boston donde también se presentó su hija la cantante Sky Dyer.

El concepto de intención es la energía que fluye a través de nosotros que construye puentes, escribe libros, habla desde el corazón, es el carisma que cada uno de nosotros tenemos y es lo que inspira nuestra disciplina para hacer lo que tenemos que hacer. 

Es la fuerza del Universo que actúa a través de cada uno de nosotros y dicha fuerza procede de una Fuente. 

La intención es aquello con lo que CONECTAMOS, todo se haya ligado con la intención, ya estamos conectados con la intención.

Lo importante es como está el vínculo: que esté limpio y que esté bien y en armonía con el campo de intención, si el vínculo está bien y en armonía, mayor será nuestra capacidad de hacer lo que el campo de intención obra. 

Estamos conectados con el campo de intención y la creencia de la separación es por el ego, y creemos que somos lo que hacemos, lo que tenemos, que estamos separados de los demás, que somos nuestra reputación, que somos lo que nos falta.

Somos seres espirituales viviendo experiencias terrenales, tenemos libre albedrío para decidir si nos conectamos o no con la fuente.

La fuente universal, la energía universal, la conciencia universal, el Creador, Dios, el Espíritu Santo de Dios es una fuente inagotable, creativa, bondadosa, amorosa, verdadera, expansiva, abundante y receptiva, es la fuente del bienestar, no sabe nada de malestar, ni de carencia.

La fuente universal es una fuente de bienestar.

"Cuando cambiamos la forma de mirar las cosas, las cosas que miramos cambian" 

Albert Einstein manifestó que la decisión vital más importante del ser humano: vivo en un Universo amistoso u hostil. 

Cuando se ve el mundo lleno de hostilidad, ira, las personas se odian y las personas intentan matarse entre sí, cuando se ve el mundo así, ese es el mundo que se va a crear. 

Si se mira de un modo, se ve de una forma, si se mira de otra forma, se ve de otra manera. Lo que se ve fue hecho de lo que no se ve (San Pablo).

La historia del hombre que pierde las llaves en casa y las busca en la calle porque está iluminada: Los problemas están dentro y buscamos las soluciones fuera.

Realizarse es conectar, reconectarse con la Fuente del Origen. Nada puede salir mal si reconectas con la fuente. 

Conectados con la Fuente todo sale Bien, porque la fuente es una fuente de Bienestar, de Felicidad. 

Somos Uno con la Fuente y somos Uno con su personalidad infinita.

Debemos imaginarnos a nosotros mismos rodeados por las condiciones que queremos crear: al reconectar con la fuente, ella siempre proveerá, funciona y crea milagros. Debemos vibrar con la fuente, con la energía superior del Universo.

Debemos sentirnos bien: ¿Cómo puedo sentirme bien si hay gente enferma, si hay gente pobre, si hay gente muriendo de hambre?

Sentirnos bien es conectar con Dios, es conectar con la Fuente, es conectar con la Divinidad. 

Estar mal es perder la conexión con la fuente y se crea la resistencia: no puedo, no lo merezco, etc... se generan emociones negativas: tristeza, miedo, preocupación, ansiedad etc... podemos utilizar estas emociones como un sistema de alerta, cuando no nos sentimos bien atraemos todo lo contrario de lo que queremos en nuestra vida. Los pensamientos negativos nos alejan del campo de intención.

Los obstáculos que nos impiden crear lo que queremos, a menudo están en la imagen que tenemos de nosotros mismos, como algo desconectado de la Fuente, cada vez que pensamos, nunca ha funcionado: nos resistimos a conectar con la Fuente.  

Los obstáculos que nos impiden conectar con la Fuente son tres:

* El ego: aprender a no ofendernos, la necesidad de tener razón, de tener éxito, de ganar, de conseguir más, nada de esto tiene que ver con la energía de la fuente, tiene que ver con el Ego. Hay que tener sentido del humor.

* La energía de la vida: Hay cosas que nos hacen bien y otras que no, hay pensamientos que nos hacen bien y otros no. 

La música que escuchamos, las fotografías que tenemos, los programas de televisión que vemos, los lugares que frecuentamos, las amistades que tenemos, la gente con la que relacionamos, los alimentos que comemos y las bebidas que tomamos tienen energía. (Energía alta y energía baja).

Un joven de catorce años en Estados Unidos ha visto por la televisión 12.000 asesinatos simulados, es una energía muy baja. (Libro recomendado El poder contra la fuerza). 

Hay energías que nos fortalecen y otras que nos debilitan, nos deterioran y nos perjudican. 

Hay que conectar con la energía espiritual sanadora y con la energía de la abundancia.

* El modo en que hablamos con nosotros mismos: nuestras creencias tienen poder, las creencias positivas se cumplen y las creencias negativas también (Ley de resonancia). 


Hay que acudir a la Fuente desde la abundancia no desde la carencia, si acudimos desde lo que falta la carencia se fortalece.

Al mirarnos a nosotros mismos pensando desde el final, es decir desde lo que queremos, eligiendo el amor, la tranquilidad y la paz.  Los pensamientos son energía y la fuente de todo es bienestar.

Las siete caras de la intención con las cuales el ser humano puede trabajar para lograr el éxito y el crecimiento espiritual.

Las Siete Aspectos de la Intención

Creatividad


La fuente es hermosa, procedemos de ella y crea constantemente. 

Como hemos adoptado un ego, tenemos poder de llamada o de atracción, podemos ser Uno con la Fuente o podemos oponerle resistencia.

Cuando estamos en el espíritu, estamos inspirados, cuando tenemos un objetivo elevado, tenemos un propósito, un proyecto extraordinario, todos tus pensamientos rompen sus cadenas, la mente trasciende las limitaciones, el pensamiento se expande y accedemos a un mundo nuevo y maravilloso, las fuerzas latentes, facultades y talentos cobran vida y descubrimos que somos personas mejores de lo que nunca habíamos soñado. Cuando estamos en espíritu, cuando estamos inspirados, cuando creamos, todo funciona.

Hay guerras, hay gente que muere de hambre, le pregunta un discípulo a un maestro de la India que defiende la autosanación y vivir en paz, él expresa sabiamente: EN MI MUNDO NUNCA PASA NADA MALO. Para ayudar a la gente hay que conectar con la FUENTE.

Hay que vivir con un objetivo y debemos alinearnos con nuestro objetivo, hay que ignorar a otras personas cuando nos digan lo que debemos hacer, hay que ignorarlos, no pelearse, se agradecen las opiniones. Debemos imaginarnos a nosotros mismos en las condiciones que queremos crear.

Bondad

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Hay que vivir en paz con todas las personas de nuestra vida y de nuestro camino, hay que ser el bien, hacer la bondad. DAR: bendiciones, sonrisas y amabilidad. Los sentimientos que no sean de bondad nos alejamos y abandonamos la fuente y asumimos la conciencia del Ego.

La sensación de bienestar la genera la serotonina, toda persona que es sujeto, realiza u observa un acto de bondad incrementa su nivel de serotonina y su sistema inmune se fortalece. 

El campo de energía de un acto de bondad afecta positivamente a todos los que intervienen en él. 

La perfección de Dios está en el modo en que la gente actúa, actuar con bondad es la forma como se expresa la perfección de Dios.

Amor


El sol siempre brilla detrás de las nubes. Sigue conectado. Leo Buscaglia a Wayne Dyer. (Libro recomendado Vivir, amar y aprender de Leo Buscaglia)

El respeto y el amor propio son fundamentales para dar respeto y amor a los demás. Al tener confianza se confía en la fuente del amor y del respeto. 

La ira, el odio, el rencor, la inquietud, la ansiedad son energías que debilitan. La cooperación es clave: AMOR EN ACCIÓN.

Juzgar a otro es juzgarse a uno mismo, etiquetar a otros es negarlos.

Sincronía: amor sin resistencia, colaboro con el Destino.

Belleza


David ya estaba dentro, yo solo eliminé lo que sobraba. Miguel Ángel. La belleza es verdad. La fuente es la belleza, la fuente es la verdad. La alegría, la serenidad, la belleza es nuestro estado natural. La rabia, el rencor y el odio son energías bajas que siempre debilitan. Debemos tener la capacidad de encontrar la belleza en todas partes.

Expansión



El genio que hay en mí. ¡Todo el mundo es un genio al nacer, pero el proceso de vivir nos atonta! Todos somos genios. Somos una potencia en formación: pensar, sentir y expresarnos como la energía de nuestra fuentes, los verdaderos genios son HUMILDES. Al alinearnos con la energía universal nos alineamos con nuestro genio, cada ser humano es un genio a su manera. Cada persona tiene un objetivo en la vida.

Abundancia



Si creemos en la escasez así reacciona la fuente, trae escasez. Hay que tener la capacidad de conectar, creer y crear abundancia en la vida, si se creemos en la abundancia, así es. La fuente es inagotable. Hay que dar las gracias a Dios por cada símbolo de la abundancia.

Receptividad



Relaciones adecuadas, paciencia infinita, conexión con las personas adecuadas e imaginarnos a nosotros mismos desde el final. Las personas y eventos que necesitamos, llegan. Dejar hacer y dejar en manos de Dios.

Tenemos las herramientas para ser mejores, crecer y poder cambiar cualquier situación de nuestro entorno, pero el cambio comienza en nosotros mismos.

Paz



COMO CONECTAR CON LA INTENCIÓN
1. Desea más para los demás, que lo que deseas para ti mismo.

2. Piensa desde el final

3. Sé un apreciador de la vida.

4. Mantente en sintonía con la energía de la fuente.

5. Entiende las resistencias: dudas, temor, miedo, obsesiones

6. Imagínate rodeado por las condiciones que quieres crear.

7. Comprende el arte de la permisividad.

8. Práctica la humildad radical.

9. Mantente en estado de gratitud constante.

10. Un problema no se resuelve condenándolo.

11. Juega al juego de la afinidad.

12. Medita.

Libros recomendados de Wayne Dyer:

Tus zonas erróneas

Los regalos de Eykis

La fuerza de creer

El poder de la intención

Mándala Elementos de la Fuente 

Gracias Dr. Wayne Dyer por cumplir su misión  y visión,
y enseñarnos a pensar, sentir, hablar y hacer la Paz

viernes, 18 de abril de 2014

Se nos fue Gabo y nos quedan sus obras y su genialidad...

Melquíades quien llegaba cada marzo a Macondo con los inventos del mundo, junto con su gente y las carpas y quien escribió sus visiones y profecías en sánscrito de los cien años de todas las generaciones de la familia fundada por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán.

No hay una obra que describa con mayor clarividencia el Macondo realista y mágico que es Colombia y nuestra Latinoamérica como Cien años de Soledad.

Cien años de soledad escrita en los años 60, su agudeza, descripción y visión del ser y actuar macondiano es tan precisa que este año 2014 en el que se nos fue Gabo, sigue siendo Cien años de soledad: lúcida y actual.

La peste del insomnio, la falta de memoria, la guerra y la paz, todas las generaciones de los Buendía Iguarán incapaces de amar, los diecisiete hijos marcados del Coronel Aureliano Buendía, los amores intensos, los amores frustrados y los amores prohibidos que dieron origen al fin de la estirpe con un niño con cola de cerdo que se lo comen las hormigas, Remedios la Bella, la lluvia de flores amarillas cuando falleció José Arcadio Buendía, las mariposas amarillas que seguían a Mauricio Babilonia y todas las fantásticas referencias de la esencia latina, colombiana y macondiana que fue plasmada con maestría y genialidad por nuestro premio Nobel.

Gabriel García Márquez vivió una gran parte de su vida en México y falleció en México, muchos escritores de Latinoamérica, se establecen en México porque están presentes y honradas nuestras dos raíces: la América India y la América Española, con esa rica vida cultural y ese enorme sentido de pertenencia del cual ojalá pronto aprendamos aquí en Macondo, que nuestro Centro Histórico se recupere, que el Barrio Belén y Egipto se intervengan para mantenerlos y conservarlos, que las casas de la carrera Séptima no se pierdan en fachadas de cafés modernos, en fin que realmente se apoye la cultura y sus expresiones culturales y étnicas y que no se sigan fugando los cerebros que pueden hacer que este Macondo mejore y prospere sin perder la esencia que lo hace tan mágico y cautivador.

Rosas amarillas y luz eterna por siempre para el espíritu genial de Gabriel García Márquez...

Fotografías de dos collage realizado por niños y niñas de la IED SAN ISIDRO SUR ORIENTAL

Fotografías: Patricia Romero Sánchez
Archivo: CREARC

martes, 4 de marzo de 2014

Taller Arte y Paz ARTIVISMO: Mandala - Circus

Taller Arte y Paz Mandala - Circus fue una actividad de servicio social de CREARC 
dirigida a niños y niñas de la Localidad de San Cristóbal

El Taller fue facilitado por Patricia Romero Sánchez 
y se realizó el día martes 4 de marzo de 2014

Contó con la colaboración de la Orientadora de la Jornada de la Tarde
Dora Elvia Sabogal Herrera, la Profesora Alba Mosquera y la Profesora Trinidad

Participaron niños y niñas del curso 601 de la Jornada de la Tarde

Los y las estudiantes realizaron hermosos y creativos mándalas

Mándala

Mándala

Mándala

Mándala

Mándalas

Patricia Romero Sánchez Directora de CREARC

Profesora Alba Mosquera, Dora Elvia Sabogal Herrera Orientadora Jornada de la Tarde de
la IED SAN ISIDRO SUR ORIENTAL y Patricia Romero Sánchez Directora de CREARC

Fotografías: Patricia Romero Sánchez
Archivo: CREARC

lunes, 6 de enero de 2014

viernes, 6 de diciembre de 2013

Nelson Mandela, un pedagogo de la reconciliación

Como el mejor pedagogo de la política, un líder sumamente innovador y el precursor de la no violencia, califican los conocedores de la historia de Sudáfrica a Nelson Mandela.

Miguel Silva Moyano, docente de ciencias políticas de la Universidad Pontificia Bolivariana, considera que en el contexto internacional se debe catalogar a Mandela como el líder innovador de todos los tiempos.

Para el académico son tres los logros de Nelson Mandela que marcan un hito en la historia, especialmente de su país, pero que puede quedar como ejemplo para el mundo entero.


El primero tiene que ver con la transición pacífica que logró en Sudáfrica, "hacer lo que hizo Mandela en Sudáfrica es una completa innovación, lo que se había dado en el mundo eran transiciones violentas y lo que hace este hombre es algo completamente diferente, alejado de la violencia", afirma.

Un segundo aspecto se relaciona con el generar una nueva Sudáfrica, un país mucho más abierto al resto del mundo que le permitió incluso organizar eventos internacionales del tamaño y la envergadura de un mundial de fútbol, como ocurrió en 2010. El cambio en el país es notable y en eso tiene que ver mucho Nelson Mandela.

Finalmente el desapego al poder es otro logro del líder sudafricano, "Mandela no se queda eternizado en el poder, a pesar de ser quien reinventa Sudáfrica, él permite que su legado siga con otras personas y genera un relevo en el poder que es ejemplo para muchos líderes", afirma Silva Moyano.

Sobre ese desapego, Adolfo León Maya Salazar, sociólogo y politólogo, profesor de ciencias sociales de la Universidad Eafit afirma que lo que marca la diferencia es el uso del poder y la lección que deja Mandela en este aspecto, "A Nelson Mandela le interesó el poder, lo uso hacia una línea reconciliatoria nacional y lo particular es que nunca generó un uso del poder vengativo y con pretensiones de legitimarse como pasando factura del pasado".

El proyecto político de Mandela aparece como una nueva oferta de sentido en la disputa por los derechos civiles, lo particular de la historia es que después de tantos años en la cárcel y de pensar que no había solución Mandela logra ganar las elecciones y comienza el cambio.

Para los analistas queda la duda de que el impacto de lo que pasa en Sudáfrica sea replicado en el resto del mundo, Mandela es importante en su país, sus acciones generaron un cambio trascendental que lastimosamente otros países no han seguido, "el asunto de la política es competitivo y al parecer en el resto del mundo muchos sectores siguen creyendo que la violencia y el uso de las armas es el camino a seguir", anota Silva Moyano.

Nelson Mandela asumió una postura ético política que logró desde el congreso nacional africano, liderar y jalonar un movimiento social, "todo en torno a un elemento que no tiene ninguna justificación, más allá de la ideológica, y que es la superioridad de los seres humanos por el color de la piel, Mandela se encargó de vencer con su actitud y su movimiento ético político ese paradigma", asegura Maya Salazar.

Mandela construyó una nación más allá de Mandela, creó nuevos iconos, generó nuevos mensajes de convivencia que quedarán inevitablemente en la historia de la humanidad. Pocas transiciones se han dado en los países en guerra como la que consiguió Mandela.

Destacan los analistas el hecho de que Mandela, a pesar de permanecer encerrado tanto tiempo y de no tener contacto con la tecnología, ni los medios de comunicación, los utiliza casi a la perfección al salir de su encierro, "El líder entiende cómo funcionan los medios, como funciona la política moderna y sabe utilizarlos de una manera muy clara para su beneficio y el beneficio de su país", afirma Silva Moyano.


El legado para las nuevas generaciones de lo que hizo y lo que fue Nelson Mandela es muy difícil resumir, pero los estudiosos de las ciencias políticas consideran que se puede concretar en dos premisas: no violencia y pedagogía.


"El gran legado es que no acudió a la violencia para desmentir y desmontar el Apartheid sino que su lucha fue una lucha poderosa desde los simbólico y político" (...) "Él ratifica que la política es un ejercicio de la razón que va por el camino de construir condiciones aptas para vivir en comunidad", anota Maya Salazar.

"La gente sigue tirando piedras, sigue negando al otro, lo que hace Mandela es no negar al otro y antes construir con ese otro una nueva democracia y ese es el éxito que los demás países no han podido asimilar", concluye Silva Moyano.

El mensaje de la perseverancia de Nelson Mandela es otro elemento que se debe recordar. Un hombre que tuvo un pasado oscuro y que su paso por la cárcel le da otra perspectiva de vida y genera una transformación. Fueron 27 años encarcelado, en donde cualquiera hubiera perdido la esperanza, pero a su salida del encierro, en 1994, la ilusión de un país sale de las rejas y el hombre que se pudiera pensar no tiene fe, sale con ella fortalecida para lograr el cambio soñado.

Nelson Mandela fue un líder por las rupturas que generó, por haber generado un principio rector de las sociedades modernas y haber puesto la dignidad y el valor del ser humano por encima de cualquier otro tipo de premisa para la construcción de una sociedad.

Para el profesor Adolfo León Maya Salazar hay dos señales muy importantes que no se pueden obviar, la primera tiene que ver con la posibilidad de trabajar una unidad nacional sin despreciar la existencia de los conflictos y lo segundo el manejo pedagógico de su postura política, "fue un verdadero maestro de la comunicación política, utilizó cantidad de estrategias pedagógicas como el deporte, como nombrar un vicepresidente blanco, tampoco uso de manera indebida su capital electoral y lo más importante, no confundió popularidad con gobernabilidad y democracia".

Para los analistas es claro que no hay en estos momentos un líder de la altura moral de Nelson Mandela. Su vida sola fue una lección.

Se fue un líder único, quien deja el más grande legado político para el mundo moderno, legado que no todos han seguido pero que se está a tiempo de aplicar, a pesar de su partida.

ELOGIO A NELSON MANDELA

Por Mario Vargas Llosa


Transformó la historia de Sudáfrica de una manera que parecía inconcebible y demostró, con su inteligencia, honestidad y valentía, que en el campo de la política a veces los milagros son posibles.

Nelson Mandela, el político más admirable de estos tiempos revueltos, agoniza en un hospital de Pretoria y es probable que cuando se publique este artículo ya haya fallecido, pocas semanas antes de cumplir 95 años y reverenciado en el mundo entero. Por una vez podremos estar seguros de que todos los elogios que lluevan sobre su tumba serán justos, pues el estadista sudafricano transformó la historia de su país de una manera que nadie creía concebible y demostró, con su inteligencia, destreza, honestidad y valentía, que en el campo de la política a veces los milagros son posibles.

Todo aquello se gestó, antes que en la historia, en la soledad de una conciencia, en la desolada prisión de Robben Island, donde Mandela llegó en 1964, a cumplir una pena de trabajos forzados a perpetuidad. Las condiciones en que el régimen del apartheid tenía a sus prisioneros políticos en aquella isla rodeada de remolinos y tiburones, frente a Ciudad del Cabo, eran atroces. Una celda tan minúscula que parecía un nicho o el cubil de una fiera, una estera de paja, un potaje de maíz tres veces al día, mudez obligatoria, media hora de visitas cada seis meses y el derecho de recibir y escribir sólo dos cartas por año, en las que no debía mencionarse nunca la política ni la actualidad. En ese aislamiento, ascetismo y soledad transcurrieron los primeros nueve años de los veintisiete que pasó Mandela en Robben Island.

En vez de suicidarse o enloquecerse, como muchos compañeros de prisión, en esos nueve años Mandela meditó, revisó sus propias ideas e ideales, hizo una autocrítica radical de sus convicciones y alcanzó aquella serenidad y sabiduría que a partir de entonces guiarían todas sus iniciativas políticas. Aunque nunca había compartido las tesis de los resistentes que proponían una “África para los africanos” y querían echar al mar a todos los blancos de la Unión Sudafricana, en su partido, el African National Congress, Mandela, al igual que Sisulu y Tambo, los dirigentes más moderados, estaba convencido de que el régimen racista y totalitario sólo sería derrotado mediante acciones armadas, sabotajes y otras formas de violencia, y para ello formó un grupo de comandos activistas llamado Umkhonto we Sizwe, que enviaba a adiestrarse a jóvenes militantes a Cuba, China Popular, Corea del Norte y Alemania Oriental.

Debió de tomarle mucho tiempo —meses, años— convencerse de que toda esa concepción de la lucha contra la opresión y el racismo en África del Sur era errónea e ineficaz y que había que renunciar a la violencia y optar por métodos pacíficos, es decir, buscar una negociación con los dirigentes de la minoría blanca —un 12% del país que explotaba y discriminaba de manera inicua al 88% restante—, a la que había que persuadir de que permaneciera en el país porque la convivencia entre las dos comunidades era posible y necesaria, cuando Sudáfrica fuera una democracia gobernada por la mayoría negra.

En aquella época, fines de los años sesenta y comienzos de los setenta, pensar semejante cosa era un juego mental desprovisto de toda realidad. La brutalidad irracional con que se reprimía a la mayoría negra y los esporádicos actos de terror con que los resistentes respondían a la violencia del Estado, habían creado un clima de rencor y odio que presagiaba para el país, tarde o temprano, un desenlace cataclísmico. La libertad sólo podría significar la desaparición o el exilio para la minoría blanca, en especial los afrikáners, los verdaderos dueños del poder. Maravilla pensar que Mandela, perfectamente consciente de las vertiginosas dificultades que encontraría en el camino que se había trazado, lo emprendiera, y, más todavía, que perseverara en él sin sucumbir a la desmoralización un solo momento, y veinte años más tarde, consiguiera aquel sueño imposible: una transición pacífica del apartheid a la libertad, y que el grueso de la comunidad blanca permaneciera en un país junto a los millones de negros y mulatos sudafricanos que, persuadidos por su ejemplo y sus razones, habían olvidado los agravios y crímenes del pasado y perdonado.

Habría que ir a la Biblia, a aquellas historias ejemplares del catecismo que nos contaban de niños, para tratar de entender el poder de convicción, la paciencia, la voluntad de acero y el heroísmo de que debió hacer gala Nelson Mandela todos aquellos años para ir convenciendo, primero a sus propios compañeros de Robben Island, luego a sus correligionarios del Congreso Nacional Africano y, por último, a los propios gobernantes y a la minoría blanca, de que no era imposible que la razón reemplazara al miedo y al prejuicio, que una transición sin violencia era algo realizable y que ella sentaría las bases de una convivencia humana que reemplazaría al sistema cruel y discriminatorio que por siglos había padecido Sudáfrica. Yo creo que Nelson Mandela es todavía más digno de reconocimiento por este trabajo lentísimo, hercúleo, interminable, que fue contagiando poco a poco sus ideas y convicciones al conjunto de sus compatriotas, que por los extraordinarios servicios que prestaría después, desde el Gobierno, a sus conciudadanos y a la cultura democrática.

Como la gota persistente que horada la piedra, fue abriendo puertas en esa ciudadela de desconfianza.

Hay que recordar que quien se echó sobre los hombros esta soberbia empresa era un prisionero político, que, hasta el año 1973, en que se atenuaron las condiciones de carcelería en Robben Island, vivía poco menos que confinado en una minúscula celda y con apenas unos pocos minutos al día para cambiar palabras con los otros presos, casi privado de toda comunicación con el mundo exterior. Y, sin embargo, su tenacidad y su paciencia hicieron posible lo imposible. Mientras, desde la prisión ya menos inflexible de los años setenta, estudiaba y se recibía de abogado, sus ideas fueron rompiendo poco a poco las muy legítimas prevenciones que existían entre los negros y mulatos sudafricanos y siendo aceptadas sus tesis de que la lucha pacífica en pos de una negociación sería más eficaz y más pronta para alcanzar la liberación.

Pero fue todavía mucho más difícil convencer de todo aquello a la minoría que detentaba el poder y se creía con el derecho divino a ejercerlo con exclusividad y para siempre. Estos eran los supuestos de la filosofía del apartheid que había sido proclamada por su progenitor intelectual, el sociólogo Hendrik Verwoerd, en la Universidad de Stellenbosch, en 1948 y adoptada de modo casi unánime por los blancos en las elecciones de ese mismo año. ¿Cómo convencerlos de que estaban equivocados, que debían renunciar no sólo a semejantes ideas sino también al poder y resignarse a vivir en una sociedad gobernada por la mayoría negra? El esfuerzo duró muchos años pero, al final, como la gota persistente que horada la piedra, Mandela fue abriendo puertas en esa ciudadela de desconfianza y temor, y el mundo entero descubrió un día, estupefacto, que el líder del Congreso Nacional Africano salía a ratos de su prisión para ir a tomar civilizadamente el té de las cinco con quienes serían los dos últimos mandatarios del apartheid: Botha y De Klerk.

Cuando Mandela subió al poder su popularidad en Sudáfrica era indescriptible, y tan grande en la comunidad negra como en la blanca. (Yo recuerdo haber visto, en enero de 1998, en la Universidad de Stellenbosch, la cuna del apartheid, una pared llena de fotos de alumnos y profesores recibiendo la visita de Mandela con entusiasmo delirante). Ese tipo de devoción popular mitológica suele marear a sus beneficiarios y volverlos —Hitler, Stalin, Mao, Fidel Castro— demagogos y tiranos. Pero a Mandela no lo ensoberbeció; siguió siendo el hombre sencillo, austero y honesto de antaño y ante la sorpresa de todo el mundo se negó a permanecer en el poder, como sus compatriotas le pedían. Se retiró y fue a pasar sus últimos años en la aldea indígena de donde era oriunda su familia.

Mandela es el mejor ejemplo que tenemos —uno de los muy escasos en nuestros días— de que la política no es sólo ese quehacer sucio y mediocre que cree tanta gente, que sirve a los pillos para enriquecerse y a los vagos para sobrevivir sin hacer nada, sino una actividad que puede también mejorar la vida, reemplazar el fanatismo por la tolerancia, el odio por la solidaridad, la injusticia por la justicia, el egoísmo por el bien común, y que hay políticos, como el estadista sudafricano, que dejan su país, el mundo, mucho mejor de como lo encontraron.