Por Patricia Romero Sánchez
El pasado 18 de septiembre de 2007 se realizó en CREARC el Conversatorio Encuentro de Experiencias Sociales y Políticas de los Pueblos Indígenas, que contó con la participación de Clemencia Herrera Nemerayema quien presentó sus aspiraciones políticas al Concejo de Bogotá por la Alianza Social Indígena ASI (Uitoto Meneka), Johanna Gómez Iguarán (Wayuu), Rosa Iguarán Epieyu (Wayuu), Isidoro Jacoy (Inga), Dominga Gaviria (Inga), Tránsito Rodriguez (Muinane), Arturo Rodríguez (Muinane), Fisi Hernando Andoque Andoque (Andoque), Isabel Macuna (Apoporis), Elvano Miraña Bora (Comunidad Mariápolis), Sandra Milena Lozano Bernal y Patricia Romero Sánchez de CREARC y Carlos Arturo Mejía Montenegro quien falleció el pasado viernes 21 de septiembre de 2007 en la ciudad de Bogotá.
Carlos Mejía acompañó el proceso organizativo del Pueblo Inga en Bogotá durante 15 años y era un gran conocedor de la temática indígena y un crítico acérrimo de los vicios occidentales en la que una minoría de líderes indígenas se había dejado contaminar y que afectaban lo social y político al interior de los Pueblos Indígenas y su interacción con la sociedad mayoritaria. Era partidario de la mayor democracia y participación en todos los procesos, en sus propias palabras debían entrar a los procesos tanto los amigos como los enemigos para que los procesos fueran fuertes, sin exclusiones que generan debilidad en los procesos.
Carlos fue mi amigo durante 12 años, en momentos muy importantes de mi vida fue un ángel de la guarda y con su sabiduría y discernimiento iluminó mi camino en momentos de gran oscuridad y dificultad, fue mi Maestro sobre el Poder de la Palabra y la Intención Recta en el uso de los dones. Un hombre de una gran inteligencia y sensibilidad por lo social y por la protección y realidad de la inclusión en los procesos de los Pueblos Indígenas particularmente el Pueblo Inga.
En todos sus aportes hacía énfasis en la importancia de generar las discusiones y los debates que los temas requerían, le gustaba la discusión a profundidad y la historia y los cambios y los transformaciones eran elementos necesarios para su interpretación.
Esta nota es homenaje a una persona que iba más allá de los proyectos y la plata, un hombre realmente comprometido por las causas sociales y la política dialogada y argumentada y con una gran visión del presente y el futuro.
Carlos se fue y con él se llevó parte de un capítulo de la historia de mi vida, viene a mi mente y a mi corazón la sabia frase de Rainer María Rilke el poeta alemán, una frase que define y describe al amigo que se fué:
"Sin embargo, aunque cada uno trata de escapar de sí mismo, como de una prisión que lo encierra en su odio, hay en el mundo un gran milagro, yo lo siento: Toda vida es vivida."
Carlos no escapaba de la vida, como muchas veces de manera absurda pretendemos... Carlos era libre y anárquico y nuestros últimos encuentros estuvieron enmarcados en una mezcla entre trascendencia espiritual y grupos étnicos.
Nuestro mensaje de fortaleza para familiares, compañer@s y amig@s. Estaremos complementando esta nota sobre el Conversatorio, ya que la premura de esta triste noticia adelantó la publicación sobre este valioso espacio de encuentro.
GLORIA ETERNA A CARLOS MEJÍA
Palabras de Yezid García en los funerales del C. Carlos Mejía, miembro del Regional de Bogotá, fallecido el 21 de septiembre de 2007.
Sr. Uribe Mejía, padre de Carlos; Ana Milena, Vladimir y Pablo David, sus hijos; hermanos y hermanas de Carlos; demás asistentes.
Carlos:
Me correspondió, en nombre de los militantes y la Dirección del Partido del Trabajo de Colombia (moirista), tu Partido, despedirte al momento de tu partida definitiva. Y expresar, en estas circunstancias, algunas palabras de homenaje o algunas reflexiones sobre tu vida y las enseñanzas que nos dejas, es una de las tareas más duras para un militante revolucionario; especialmente, si se trata de ti, que desde la adolescencia y en todo tu ciclo vital has contribuido a la construcción y la consolidación de una corriente política revolucionaria que inscribió su razón de ser en las grandes transformaciones de Colombia para la reivindicación de sus hijos más pobres y más humildes.
Desde los años setentas, antes de trasladarte de Ipiales a Bogotá y sin cumplir aún los veinte años de edad, tu afición por el teatro callejero y tu amor por el pueblo te indujeron a recorrer, al lado de simpatizantes de Golconda, los municipios nariñenses llevando el mensaje de la inconformidad y de la protesta por el atraso secular en la vida de esos pueblos y sus moradores.
Ya en Bogotá, haciendo tu vida laboral independiente, de la cual siempre fuiste orgulloso, nos hermanó tu vinculación a este Partido político, apenas en ciernes en aquellos años. Ya alistado en esa valerosa legión de cuadros que se esparcieron por toda la geografía patria con el propósito de expandir la organización política y vincularla estrechamente a las masas de las ciudades intermedias y del campo, que llamamos los “descalzos”, regresaste una y otra vez a tu Nariño querido para ayudar a superar nuestras dificultades y nuestra debilidad en esas tierras.
Luego te vinculaste a los vendedores ambulantes de Bogotá y a sus luchas por el derecho al trabajo. Los vendedores de San Victorino, la carrera décima, Candelaria, el Caravana y Puente Aranda pueden dar fe de tu capacidad organizativa y de tu liderazgo para reunirlos en defensa de sus derechos. Sinucom, esa emblemática e histórica herramienta organizativa de los informales, te acogió en su seno y desde allí te convertiste en dirigente nacional del sector. Luego, fuiste fundador y hacías parte del la dirección del Comité Distrital de vendedores.
Por tu vocación de servicio el Cabildo Indígena y la Comunidad Inga de Bogotá siempre te consideraron uno de los suyos. Claro que tú te ayudabas. Sabías vestír como ellos, hablabas como ellos, conocías sus costumbres, interpretabas sus reclamos, en fin, eras uno de ellos. Tú presencia allí los vinculó en muchas ocasiones con las tareas y los objetivos concretos de nuestro Partido. Como dice una cinta que adorna una de las muchas coronas que acompañan tu ataúd, la que te ofrendan tus amigos Ingas: “Carlitos, como nos harán falta tus consejos.”
Te vinculaste con todas tus energías a la campaña por elegir a Samuel Moreno Alcalde de Bogotá. Comprendías plenamente que de ganar el candidato de las lozas quebradas en las troncales de transmilenio el retroceso de la capital y de sus habitantes sería monumental. Asumiste la tarea en Puente Aranda en donde hiciste nuevos amigos políticos y nuevas relaciones que, te prometemos, vamos a cultivar. Allí te sorprendió la muerte, en tu ley, hablándole a la gente, haciendo política.
Carlos, nos duele tu prematura partida sin adiós como un hachazo en el alma. Pero si evocamos tu espíritu revolucionario, si aprendemos de tu vida plena de disposición hacia la marcha del porvenir, si observamos tu sonrisa fácil y tu humor a flor de piel, hallaremos en tu muerte una fuente de inspiración y una reafirmación de lo que somos.
Descansa en paz, que tus banderas serán recogidas por miles y miles de colombianos que no se resignan a vivir sin dignidad, sin soberanía, sin progreso y bienestar.
Cementerio de Chapinero, Bogotá D.C., 24 de septiembre de 2007
Tomado de la Página Web del PTC.