La Ley de Ayuda explicada
por Diana Cadena Muñoz en Ángeles y Mándalas
1. Ayudar a quien nos
PIDE AYUDA.
2. Querer AYUDAR desde el fondo de
nuestro corazón.
3. Mostrarle el camino a la
persona, pero no solucionar por ella su problema; hay que ofrecer herramientas
para que construya su propia solución, de lo contrario terminaríamos cargando
con sus dificultades.
4. Respetar la decisión de la
persona de poner en práctica o no nuestro consejo
La ayuda del buen samaritano se
traduce en:
· Curar
· Transportar
· Albergar
Delega el cuidado del otro, el
samaritano no se queda con el moribundo toda la vida, no genera dependencias, codependencias, ni lazos insanos.
Existen ayudas
insanas: te ayudo para que me ames, en lugar de te ayudo porque te amo y eres
libre de seguir tu camino, tu misión y tu don. El buen samaritano ayuda, suelta y deja ir.
El samaritano comparte la tarea de
prestar ayuda con otras personas, promueve la solidaridad.
La acción solidaria alcanza su
finalidad cuando logramos hacer realidad un “auténtico servicio”
El samaritano ve, se conmueve y
actúa.
El prójimo es cualquier persona
necesitada que encontremos en el camino de la vida.
El arte del acompañamiento: prudencia,
comprensión, esperar, docilidad al Espíritu.
El arte de escuchar y comunicarnos con el otro: es la capacidad del corazón que hace
posible la proximidad, sin la cual no existe un verdadero encuentro
espiritual.
El Papa Francisco nos enseña que la
cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, es lo único que
puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos.
¿Cuál es el prójimo preguntó
Jesús? El que tuvo piedad.
El buen samaritano actúa con
humanidad.
El buen samaritano ayuda a la
persona que es molida a palos, que está
herida y medio muerta.
El buen samaritano es próximo:
mira, se conmueve y actúa con misericordia.
El buen samaritano no deja a medias
su acto solidario, él sirve de manera auténtica.
La solidaridad además de ser
individual también es colectiva y social.
La proximidad es importante, ser
prójimo de cualquier persona en el camino de la vida.
El buen samaritano llega hasta el
final, no basta con esforzarnos,
debemos garantizar que nuestra
colaboración sea efectiva.
El buen samaritano no tiene
aversión hacia sus hermanos.
El buen samaritano apoya siempre
para bien, nunca para hacer el mal.
El buen samaritano ama con
misericordia y ternura infinitas.